EL POEMA AL QUE LE DEBEMOS EL NOMBRE DE LA REVISTA:


"Si pudiera lo haría: me rociaba
de pirocromos y canela,
y vivo me
quemaba;
ah,
pero que tu pecho
fuera mi plaza pública.

Imagina: escalarte
nardo a nardo con ardor hasta los ojos,
e inaugurar el día
desde allí…

---Me sueño
este charco de sol
que se pone de pie para cantarte".

-Si pudiera lo haría, de Desiderio Macías Silva

martes, 21 de diciembre de 2010

Refugio

Angélica Martínez  Coronel

El amor condena a una sumisión estúpida pero necesaria para que un hombre se sienta vivo. Recalcitrante y pérfido, el amor va engullendo poco a poco, todo lo torna asequible y con su aquiescencia se abren puertas a los lugares más inhóspitos o más placenteros jamás pisados, es exactamente ahí donde ella desea estar pero sabe que llegará a algún paraíso como esos hasta las calendas griegas .Conoce a los agiotistas y a los oligarcas del Creador,  no los calumnia ni los alaba, de hecho, si es que hiciera una venia, cuando se acerca a uno de ellos y lo enfrenta cara a cara, será solamente un intento por encontrar un ángulo cómodo para lanzarles, a sus pies con buen calzado, todo el esputo que su cuerpo permita , “Todos somos reclutas de Leva Divina si no, ¿por qué habemos tantos desertores?”.
Las prácticas voyeuristas le van tan bien como a la noche el día, la completan la constituyen la mantienen inmiscible, se mira imprevistamente en el espejo oval, retiene la imagen de su amante que prolonga la cópula con una meretriz que a ojo de todos es mejor que muchas otras mujeres, se siente pletórica, en el paroxismo del furor y… al volver a la imagen que de sí misma le muestra el espejo, mezquino vidrio azogado, se queda pasmada, siente que se condenará “la punición es inminente, pérfida, pérfido Señor…”. Entonces el anatema se convierte en el punto de fuga para trazar sus verdaderos deseos: ver un cadáver la mueve a comer palomitas de maíz, conservará sempiternamente el dedo del penúltimo de sus amantes “fetiche para el matrimonio”; ha estado bebiéndose la sangre del antepenúltimo idilio que experimentó, lo dejará exangüe; se le trastocan los órganos, hoy tiene un corazón que es un medio de pulmón y un hígado que es dos tercios de cerebro, no puede pronosticar las configuraciones viscerales para el día de mañana, le queda el sosiego de tener un riñón que es boca.
Descuella entre tanto mortal por dos cosas: número uno: es la más libre y número dos: es la más puta que además de estar enferma niega a Dios “vuelve tus ojos a esta humildísima apóstata inmaculada”.
Camina y va prodigando caricias, se muestra solícita ante los ampulosos sermones de los sacerdotes; lleva un caminar monocorde cuando se dirige al altar para pronunciar la primera lectura, en ese instante tiene la parsimonia del abogado que sabe que salvará a su criminal: cínica avara oportunista; dentro de un relicario guarda todo tipo de anticonceptivos “no vendrán más hijos de mi Padre”; las paredes marrón del confesionario al que asiste diariamente le conocen todas las noches de vigilia y cada uno de los días de lenitivos, café y pan tostado con mermelada de fresa.
Es indulgente con el tiempo, sabe que la cronología debería centrarse en el estudio de la genealogía de las canas y que hace muchos meses quiere besar un escorpión, así, con un poco de ponzoña en los labios irá a recitar las salmodias para los beatos de smoking y las vírgenes de minifalda que a todas horas encienden veladoras a la Sacratísima Píldora del Día Siguiente.
Para mañana le solicitará, a Él, una canonjía de las muchas que hay en el Averno, después de todo ella perdona a los pecadores lo que la Iglesia no les perdonará nunca: ser humanos.

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