Israel Mújica
Nunca he entendido la osadía de las personas: partículas seminales, amotinadas, callejeras peatonales. Nunca he entendido su valor para cruzar la calle, frente al verdugo a cuatro ruedas y diez caballos de fuerza. Nunca he entendido al asesino que acecha a su presa con reflejos parpadeantes en la frente. Nunca he entendido eso de detenerse, por desgracia soy daltónico y no distingo entre la sangre y el aceite.
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