EL POEMA AL QUE LE DEBEMOS EL NOMBRE DE LA REVISTA:


"Si pudiera lo haría: me rociaba
de pirocromos y canela,
y vivo me
quemaba;
ah,
pero que tu pecho
fuera mi plaza pública.

Imagina: escalarte
nardo a nardo con ardor hasta los ojos,
e inaugurar el día
desde allí…

---Me sueño
este charco de sol
que se pone de pie para cantarte".

-Si pudiera lo haría, de Desiderio Macías Silva

martes, 10 de abril de 2012

Dos poemas


Luz Prieto
[México, DF, 1991. Escribe desde Aguascalientes]


SILENCIO
Bebes agua. Me miras.
Eres cuervo. No haces ruido.
Te acercas.

Tienes sed:
no dejas que yo beba.
Me miras con tu mirada gélida,
de carne – uñas, 
de abre – heridas.
Cojo mi libro.
Intento ignorarte.

Abres tu pico y creas ráfaga,
que mueve las páginas,
adelante – atrás,
atrás – adelante.
Quieres que no lea para mirarte,
que escriba versos sobre tu pico,
para levantar palacios en él.
Quieres ser dios,
que te contemplen.
Antropomorfizarte.
Entiéndelo: no podrás aunque me beses.

Cojo otra vez el libro y leo en voz alta,
mi voz ahuyenta el viento.
Me miras mientras bebes agua.
Tengo sed. Leo sedienta.
Tú, eres el agua que bebes.
Yo, sólo soy brisa.

Mis labios secos,
tu pico come–carne,
te acercas,
leo       leo       leo
Picoteas mi libro,
leo en voz alta.
Mi voz se quiebra: graznas.


Nublas el cielo,
si pudiera beber no sería aquí.
Tu ráfaga cierra mis ojos,
bramas y no leo.
Mi voz quebrada se va con el viento.
Te miro como querías,
con ojos que combaten tus ojos

Te alegras de que no lea: granzas.

Ensordezco
Mi libro picoteado
ahora es un libro deshecho, que aviento.
Aprieto mis puños y creo saliva:
mi voz es un grito.
Sale luz de mi boca,
graznas;
ilumino el cielo,
graznas;
sale más luz de mi boca,
graznas y aleteas.
Extiendo mis brazos
y la luz llega a tus plumas.
Te quemo.
Me miras con ojos que ya no combaten:
te ciegas.
Dejas de graznar,
callo.
Aleteas   y      vuelas.


ESTRATEGIAS

No te mueras, Cuerpo mío.
Púdrete,
hasta que dejemos en el aire
un olor a putrefacción insoportable
que hieda todo el espacio.

Pudrámonos,
hasta que provoquemos el silencio
y todos quieran huir,
como yo también lo quise antes.

Púdrete, Cuerpo,
que no eres otra cosa más que un cuerpo,
al que se le nombre así,
desde antes que fueras mío,
desde no sé cuánto tiempo atrás.

Púdrete. Pon el ejemplo.
Del más vil odio que te tengo,
prefiero verte podrir
que torturarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario