Sergio Martínez Medina
[Puebla, 1990. Escribe desde Aguascalientes]
Todo lo acaba el tiempo y lo enajena;
que todo tiene fin si no es mi pena.
Francisco de Quevedo
No podrá el obelisco, en su estatura,
del aire soportar azotes cruentos;
las palabras no pueden monumentos
que los años resistan sin fisura.
La muerte engendra vida en la locura
que en naciendo nos cuenta los alientos;
los nombres nos olvidan, y aunque lentos,
los gusanos preparan sepultura.
El silencio cualquier gloria derrumba;
dobléganse, ante el péndulo, dragones;
de ingenio es anatema el obituario.
Habrá de consumirme aquesta tumba;
mas dirá mi epitafio a los eones:
“El dolor me hizo eterno en su santuario.”
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