Israel Mújica Arochi
Mueve tus ojos, si es posible envuélvelos en aluminio y tíralos al mar, pero no interrumpas a la gravedad en su trabajo arduo de detener tus órganos contra la cama. ¡Vamos! Tírate al mar, derrámate en el mar, orínate en el mar; nadie se dará cuenta, nadie pescara tus ojos con sexo. ¡Corre! Rescátalos, a dios no le interesa ver a un hombre llorar.
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